El muro de Berlín ha “caído”. La cortina de hierro ha sido rasgada. La miseria, explotación, vicio, hambre, ignorancia, etc., que se vive en los no hace mucho “paraísos comunistas”, salta a la vista, y todos aquellos cuadros dantescos de horror, mutilaciones, huellas de tortura física y psicológica, inmensos campos de concentración y cientos de prisiones especiales (semejantes a los que poseía la santa iglesia católica durante la cruel y dolorosa vigencia de su también santa inquisición), así como la corrupción fomentada por la élite del “Soviet Supremo”, nos demuestran que, aquí en el reino de la “democracia” y allí, en el paraíso soviético, así como en sus respectivas naciones satélites, todo gira en torno a un único patrón: La ignorancia.

De ninguna manera podremos concebir la idea de que la sabiduría sea el atributo principal de los jerarcas del Kremlin, o de los potentados del Capitolio… ¡NO…! ¡No hay sabiduría…!

Es obvio, que las jerarquías del capitalismo sustentadas en pedestales de sangre, hambre, dolor, miseria, explotación, torturas, etc., jamás admitirán su necedad e ignorancia, y se considerarán a sí mismos, como excelsos sabios, al igual que la bestia sentada en su catedral de Roma, quién presume de una esquizofrénica infalibilidad, así como de paranoide santidad.

El destino, la vida, el futuro de millones de seres, está en las manos de los grandes jerarcas del crimen.