La criatura humana, acertadamente llamada “ANIMAL RACIONAL”, es en síntesis un “TRÍO” de materia, energía y ego.
En ese conjunto material que constituyen las diversas envolturas del ego, tenemos consciencia de que el ser humano posee un cuerpo físico y también tiene dentro, en sí mismo, dentro del cuerpo físico un CUERPO VITAL, conocido en la doctrina ocultista como Doble Etérico.
Este cuerpo es el “Lingam Sarira” de los sabios budistas, es la famosa “MUMIA” del insigne ALQUIMISTA PARACELSO. Este cuerpo vital resulta ser, en sí, el asiento de la vida misma que anima al cuerpo físico, una especie de contraparte del cuerpo material; luego, dentro de éste, encontramos un cuerpo material protoplasmático conocido en la literatura teosofista y ocultista en general como el cuerpo astral o cuerpo de deseos y, dentro de él, encontramos al cuerpo mental y dentro del mental se halla el cuerpo causal o cuerpo volitivo.
Las diferentes manifestaciones de energías propias del animal racional se hallan relacionadas íntimamente con cada uno de los cuerpos mencionados; así tenemos la correspondiente al cuerpo físico que es la energía muscular o corporal; la pertinente al cuerpo vital es la energía vital; correspondiente al cuerpo astral, tenemos las diferentes modalidades de energía de carácter emotivo y sentimental; la energía propiamente mental pertenece al cuerpo mental; los deseos concentrados conocidos impropiamente como fuerza de voluntad, provienen como manifestación energética del cuerpo causal.
El ego como parte constitutiva del animal racional es quien utiliza para su expresión y manifestación a todos y cada uno de los vehículos o cuerpos indicados. Esto que es el EGO, y que muchos intelectuales, amantes del arte, de la filosofía, de la ciencia y también de la Metafísica y parapsicología, consideran como “algo” divino, es tan sólo una infinidad de entidades energéticas que tienen mucho de “satánico” antes que algo divino, que en suma constituyen todo aquello que el animal racional llama: defectos, virtudes, vicios, pecados, etc.
El ego no es más que una legión de YOES, todos asqueantes y diabólicos, larvas creadas por el animal racional y que adecuadamente se hallan representadas por las serpientes de la cabeza mitológica de Medusa.
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