"Cuando hubieron llegado al lugar llamado el Monte de la Calavera, allí le crucificaron a Él, y a los malhechores, uno a su derecha y el otro a su izquierda" (Lucas, XXXIII, 33). AGATO, el buen ladrón en nuestro interior, se ROBA la energía sexual con el evidente propósito de cristalizar el espíritu santo, el gran Consolador, dentro de nosotros mismos, aquí y ahora. CACO, el mal ladrón escondido dentro de la tenebrosa cueva de la infraconsciencia, saquea alevoso el CENTRO SEXUAL.
La cruz es un símbolo sexual sorprendente, maravilloso, formidable. El polo vertical es masculino, el horizontal es femenino. En el cruce de ambos se halla la clave de todo poder. El lingam embutido en el yoni femenino, forma cruz, esto lo saben los divinos y los humanos.
Podemos y debemos sentar como corolario el siguiente postulado: AGATO Y CACO crucificado en el monte de las calaveras a derecha e izquierda del gran kabir Jesús, alegoriza enfáticamente el TANTRISMO BLANCO Y AL TANTRISMO NEGRO; la buena y mala magia del sexo.
La biblia desde el génesis al apocalipsis es una serie de anales históricos de la gran lucha entre los secuaces de AGATO Y DE CACO: el tantrismo blanco y el tantrismo negro; los adeptos del sendero de la derecha, que son los profetas, y los de la izquierda que son los levita. El objetivo del tantrismo negro es derramar el "ens séminis" con el definido propósito de desarrollar la abominable" cola de Satán"; cuyo nombre técnico en los círculos esotéricos es el órgano kundartiguador.
La Shakti enseña que el contacto de los átomos solares de la energía sexual que asciende por el conducto nervioso conocido en sánscrito como Pingalá con los átomos lunares que asciende por el conducto nervioso conocido como Idá, en el nudo nervioso del Tribeni, cerca del cóccix, despierta una fuerza sexual conocida en el Indostán como kundalini, para iniciar su marcha hacia dentro y hacia arriba por el canal medular.
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