Enigmáticas reliquias sagradas labradas en oro y plata, y plenas de magníficas piedras preciosas, constituían un verdadero reto a la brillantez del sol
Joyas refulgentes de pulido metal fueron recolectadas de los templos de INTI, y llevadas por ancianos sacerdotes de la RELIGION SOLAR hasta las orillas misteriosas del Sagrado Lago de INTICKACKA.
A muchas leguas podía verse el radiante fulgor de los tesoros de los Templos, y reverentes los HIJOS DEL SOL, bajaban el rostro.
El más anciano de los sabios yatiris escudriñaba las serenas aguas del lago sagrado, los horrendos crímenes que cometían unos varones barbados y blancos, llegados de tierras lejanas, y que consigo trajeron tenebrosos truenos de muerte, y un negro libro con el que justificaban sus atrocidades... Vejaban los virginales vientres de las SACERDOTISAS del SOL, torturaban y asesinaban a los guerreros y a los sacerdotes, tal cual él había profetizado en los patios del Imperio, amonestando a los Incas y al pueblo a cumplir con las Leyes Divinas, si no querían ver sepultada en la incógnita todo el esplendor y magnificencia de la CIVILIZACIÓN SOLAR.
Sus proféticas palabras no habían sido escuchadas, y sanguinarios, y bastardos invasores, regaban de sangre real el grande imperio de AMÉRICA.
Cual, si fueran lobos sedientos de sangre y hambrientos de oro, acercábanse las hordas criminales, atraídos por el resplandor áureo de los maravillosos tesoros de los templos del sol.
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