Sabemos de antemano que la cofradía tenebrosa que lucra con la enfermedad, la degeneración, la ignorancia, las guerras, etc., tiene grandes intereses sutilmente creados bajo la sombra del fanatismo religioso, la hipocresía de la moral, por lo que, argumentando uno y mil razonamientos, “fundamentados” en la lógica, la religión y la ciencia, habrán de imponer su veredicto final, erigir en el trono de la degeneración sexual, a SU ALTEZA: EL CONDÓN.
De ninguna manera pretendemos, aprovechar la cobertura que nos brinda la Revista INTI, para tergiversar la realidad, al contrario, lo que queremos es que la Juventud, especialmente, no sucumba en los brazos de la degeneración, las enfermedades, la dependencia psicológica y la muerte, a los que se entrega inconscientemente, debido al desconocimiento de lo que realmente es la realidad.
El condón es un artefacto que permite a los degenerados sexuales, disfrutar de la bestialidad erótica, con la posibilidad, no la seguridad, de gozar de todos aquellos placeres aberrantes que lo sumen en unos segundos de delirio, en la inconsciencia total de la sensación animal, “en el desahogo de sus ancestrales instintos primitivos, y en el cumplimiento (inofensivo) de sus funciones naturales”.
Quienes recomiendan el uso del condón, ingenuamente, creen que así evitarán el flagelo de la propagación del SIDA, y de otras enfermedades infectocontagiosas como la sífilis, la blenorragia, etc., que se transmiten mediante la cópula sexual.
La experiencia médica ha demostrado que ningún profiláctico como el condón, podrá realmente evitar la propagación de las enfermedades sexuales, y quienes todavía conservan un poco de auténtica espiritualidad –no de hipocresía- ven con repugnancia, como, su alteza el condón ha tomado posesión de la viril intimidad varonil, y ultraja con su engomada caparazón el sagrado templo donde deben gestarse los hijos de Dios, y no los frutos indeseados de la corrupción, la degeneración, en suma, del vicio de la fornicación.
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