Todo aquello que es materia no sólo existe en el mundo tridimensional, sino que sus vibraciones y consistencias se proyectan más allá de ESO que es la eternidad.
En el mundo físico encontramos las tres dimensiones características que son: Largo, alto y ancho.
En el cosmos vital hallamos una cuarta dimensión que es el tiempo.
En el cosmos astral encontramos una otra dimensión que es la eternidad. Más allá de la “eternidad”, en el cosmos mental, podemos percibir, captar, aprehender esa dimensión que se halla ahí más allá de la eternidad.
En los universos paralelos al nuestro se encuentran magníficos instrumentos altamente supersensibles con los que se pueden medir las eternidades que viven los cosmos, en su diversidad de manifestaciones cíclicas.
El actual “homo sapiens”, con todo su adelanto científico, ¿podrá medir siquiera los “años” que tiene nuestro planeta?
El animal racional no conoce realmente eso que es el tiempo y menos lo que es la eternidad.
Las humanidades que viven y se desarrollan en el cuerpo mental saben medir el tiempo y la eternidad.
¿Qué ente racional, que a sí mismo se califica de religioso, podría decirnos el número de eternidades en las que se ha manifestado el Cristo Cósmico?
Los Maestros del Cosmos Mental lo saben porque ellos ya han trascendido eso que es la eternidad.
Cuando observamos a estos hieráticos Maestros, estudiando al animal racional, podemos observar en sus rostros sublimes una 3 sonrisa compasiva, plena de amor por las desesperanzas racionales en el mundo tridimensional.
Todos nuestros complejos pensamientos son, para ellos, apenas vibraciones metálicas, chispas fatuas. . . Asombrará a nuestros discípulos el hecho de que, en el cosmos mental, haya grandes civilizaciones, altamente Cristificadas, científicamente formadas y que, en sus complejos laboratorios, dispongan de elementos de investigación de la vida en sus múltiples formas.
En el cosmos Mental, la vida se desarrolla normalmente, en conformidad a las leyes cósmicas.
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