La muerte mística, la muerte del yo, se la realiza únicamente con el auxilio de la Divina Espada de Kundalini.
El mandato de los Instructores Esotéricos, aprendido por Pablo es claro, cuando enseña a los Colosenses: "Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: Fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría" (Colosenses 3;5).
El creer tan sólo en Jesús, como lo enseñan los comerciantes bíblicos, los cristeros, no es suficiente porque: "Todo aquel que tiene esta esperanza (Ser como Jesús el Cristo) se purifica así mismo". (Primera Juan 3:2,3)
"No os conforméis con este siglo, sino transformaos..." (Romanos 12:1,2)
La única forma de lograr una auténtica y legítima transformación es haciendo morir todo aquello que sabe a yo, a vicio, pecado y ego.
Quienes han despertado Kundalini, y tienen en sí mismos la Ígnea Espada, pueden realizar magníficamente el trabajo de la Muerte Mística.
Enfrentarse al yo, es algo muy terrible, pero necesario. El "yo" sabe que este conocimiento es su muerte, y utiliza desde un principio sus mejores armas: La indiferencia, la literatura, la creencia, la ciencia, la lógica, etc., a fin de lograr que la "ESENCIA" de este texto no penetre en las profundidades de la Consciencia.
Para comprender la profundidad de este mensaje, hay que aprender a meditar, y para meditar, hay que realmente despertar Conciencia.
Sólo por medio de la meditación es como podemos conocer, estudiar y comprender íntimamente, los múltiples procesos dialécticos del "yo".
Quien no sabe meditar, no puede comprender un solo "yo" y, por lo tanto, no puede aniquilar, no puede eliminar de su psiquis, a un solo defecto.
Quien no sabe meditar, no puede manejar la maravillosa Espada Ígnea.
El "yo" no puede manejar la Espada Divina, el "yo" no puede comprender a otro "yo".
El yo no sabe meditar.
El animal racional, al ser simple y llanamente ego, legión de yoes, no sabe meditar, y menos va a manejar la Ígnea Espada de Kundalini.
En el mundo hay muchas escuelas que enseñan la meditación, las respetamos, no por sus fundadores, guías, "arhats, gurúes, divinas gracias, maharishis, sat gurúes, etc., sino por la sinceridad de los neófitos e "inocentes discípulos".
La auténtica escuela de meditación es aquella que enseña a despertar Conciencia.
La Consciencia despierta, es quien tiene que aprender a meditar. El Budhata despierto, es quien tiene que aprender a meditar.
El ego no sabe meditar.
La mente es solo instrumento del ego, y todo ejercicio mental, llámese meditación, concentración, abstracción, etc., es un ejercicio para el ego, para robustecer los yoes.
Ya hemos brindado la síntesis de las lecciones para controlar el ego.
¿Queréis protestar? ¡Dulcificaos!
¿Queréis gritar? ¡Susurrad!
¿Queréis matar? ¡Ofreceos en sacrificio!, etc.
Sin embargo, la suprema negación del ego es el NO A LA FORNICACIÓN.
El golpe más duro que se puede acertar al Ego es privarle de la fornicación.
No forniquéis y un día dominaréis vuestros yoes.
De nada sirve no mentir, no robar, asistir al culto religioso, orar, etc., si es que, en la penumbra del lecho de inmundicia, fornicáis.
Para acabar con el ego hay que acabar con la fornicación.
Quien no fornica se hace casto, y sólo una persona casta es la expresión de su Budhata, de su Conciencia.
¡No forniquéis! es la mejor didáctica para acabar con el Ego.
Si no fornicáis, despertaréis consciencia, y comenzaréis por aprender a meditar.
Con la Consciencia despierta, recibiréis de labios a oído, las reglas para una auténtica Meditación.