Hay quienes sin problema alguno pasan la prueba y continúan con su trabajo, y hay otros que se dejan arrastrar por otro tipo de situaciones completamente diferentes, ajenas a su naturaleza, ceden a esos impulsos y se mancillan. Tienen sus opciones, sus oportunidades, continúan adelante, tratan de sobreponerse, algunos se sobreponen sin mayor problema otros no. Tienen otras opciones, vienen otras pruebas, otros exámenes, otra vez, hay quienes se sobreponen, aprueban y así, prácticamente son siete oportunidades en las cuales tiene que saber vencer, no pueden vencer, ni modo, fuera del paraíso como reprobados, como escabeches, a formar parte de la ensalada de la vida.
Ahí es donde ellos tienen también la opción de volver a su lugar de origen, no pueden constituirse realmente en hijos pródigos que regresan, se constituyen en hijos pródigos que se van alejando cada vez más de lo que es el sendero, de lo que es el Padre. y al final se convierten simple y llanamente en animalitos racionales, carentes de inocencia, y en las sucesivas vidas lo que fortifican es el ego.
El ego no se conforma como ego y busca la forma de robustecerse y lograr mayores logros completamente egoicos y al final se olvida completamente de todo, de lo que es su origen. La salida del Edén para ellos es un cuento, una historia, alguien les puede hablar de lo que fue el paraíso y eso es un cuento para niños o son pura fantasía. Ya no hay en ellos ni siquiera la pequeña reminiscencia de lo que pudo haber sido, y así quedan, y así se van, y así se alejan de lo que es plenamente su realidad. Sin embargo, hay opciones y opciones, se presentan periódicamente bajo cierto tipo de ritmo cósmico al final de cuenta, uno que otro logra re andar el camino, la grande mayoría simplemente se pierde”.
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