Todos los Maestros de la Logia Blanca, siempre han estado preocupados por el terrible hecho de que la criatura llamada humana, pierda su tiempo miserablemente, sumida en la más profunda de las inconsciencias.
Pese a la creencia popular de los llamados “seres humanos”, estos se hallan completamente dormidos, -consciencialmente hablando-, existen como zombis, como muertos vivientes. No son conscientes de nada de lo que hacen. Comen, caminan, trabajan, conversan, viajan, se casan, etc., con la consciencia completamente dormida. No se dan cuenta de lo qué son, dónde están y qué es lo que están haciendo en un determinado momento.
Sin embargo de todo ello, hay instantes, -relacionados estos con circunstancias de inmenso dolor-, como por ejemplo, la pérdida de un ser querido, un accidente, una enfermedad, etc., en que la consciencia despierta momentáneamente de su profundo sopor, y vislumbra algo de la realidad de su triste estado; pero, pasado el impacto del momento, la consciencia es otra vez atrapada por los diferentes “agregados psicológicos”, por sus yoes, y el Budhata, nuevamente cae dormido, atrapado por el carcelero nefasto que es el ego y que la mantiene prisionera y no le permite su despertar .
Aclarando un poco, la criatura humana, es en verdad un trío de materia, energía y… ego, pero tiene consciencia, que se halla dormida, aletargada.
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