“Cuando alguien ingresa por primera vez al estado o reino humano es entonces cuando se encuentra con la disyuntiva, de pasar de la inocencia a la virtud. Si Dios nos creó como sus hijos, como sus hijos somos virtuosos como él, pero ¿virtuosos en qué sentido? Hablando de Adán y Eva por supuesto, inocentes. Entonces, esa inocencia tenía que ser trascendida, superada, y solamente podría ser trascendida, superada sometiéndola a pruebas y de ahí salir victoriosa en ellas, pero para ello tiene que prepararse y tiene que dar su respectivo examen. Venida la situación, se presenta la prueba, ingresan a la escuela de la vida y ahí empieza su trabajo de preparación. Cuando están listos, bien preparados, entonces reciben la primera lección en el sentido de encaminarse hacia la virtud, y el trabajo consiste simple y llanamente en la transmutación integral. La tentación prácticamente del fruto prohibido de la fornicación está en ello. Si alguien vence a esa serpiente tentadora, entonces sí, trasciende prácticamente todo aquello que es inocencia y empieza a adquirir sabiduría. ¿Quién es el encargado de presentar este tipo de pruebas de tentación? La probadora serpiente, la maestra serpiente, la Divina Madre Kundalini.

Vayamos a ello, un probador o una probadora, si se quiere, que esté en esas condiciones, es alguien que tiene encarnada en sí, que vive en sí, la Divina Madre, es una maestra, es un maestro. Entonces, en esa su condición prueba al postulante o al Adam, o a Eva, vencida la prueba entonces ellos suben de grado, suben de nivel. Si no vence la prueba se aplaza, es obvio, y son naturalmente puestos en otro tipo de escuela. Entonces, esa probadora o esa tentadora que se le llama, es simplemente alguien que está muy despierto, muy elevado, es un maestro o una maestra. Un discípulo cualquiera no puede probar a otro discípulo, tiene que ser un maestro, en el sendero son los maestros los que prueban a los discípulos.

VM Om Yeowams Om